Melany:
Miré
el reflejo que el espejo me mostraba: mi piel se veía más pálida de lo normal,
mis ojos vacíos y mi cabello negro y largo despeinado. Llevaba todo el fin de
semana sin salir de casa a causa de mi tristeza. ¿Cómo era posible que Héctor,
ese chico alto y de ojos marrones, me hubiera traicionado?
Desesperada
abrí el grifo del lavabo y me lavé la cara tratando así de borrar las marcas de
tristeza y decepción. Pero al mirarme de nuevo al espejo me di cuenta que nada
había logrado el agua... me seguía viendo igual. ¿Qué otra cosa podría ocupar
para borrar el dolor?
Un
sentimiento atroz de cortarme las muñecas se apodero de mí de nuevo y al
sentirlo aparecer me recargue con fuerza en el lavabo para aniquilar las ganas.
Respiré
profundo varias veces derramando lágrimas de dolor.
De
repente, empezó a sonar un ruido extraño proveniente de mi habitación: mi
celular.
Traté
en vano secar las lágrimas y salí despacio del baño. Al llegar a mi cuarto mi
celular aún seguía vibrando, me senté en la cama y miré la pantalla: Héctor. Mi
corazón se encogió, era imposible no contestarle pero... ¿y sí todo se
arruinaba con esa llamada? Jugué con el celular en la mano y a la tercera
llamada insistente decidí contestar.
Elena:
Ansiosa
hojeé de nuevo mi libro de "Geografía" .
Mañana
entraría a la universidad y eso me emocionaba sí, pero también me aterraba ya
que era demasiado tímida como para establecer relaciones con la gente en un
corto tiempo. No me gustaría que pasará lo del año anterior: empezarme a llevar
bien con todos hasta las últimas semanas de los tres años.
Todo
el verano me la había pasado pensando en nuevas tácticas para conocer gente y
mi objetivo principal era, nada más y nada menos, que enamorarme.
Iba
ya a cumplir los 19 años y no había sentido esa sensación de la que todo el
mundo hablaba en mi antigua escuela: el amor.
Nunca
me había enamorado en nadie y nunca nadie se había fijado en mí. A veces me
decía que ellos no eran lo suficientemente buenos para mí y me consolaba
diciendo que el destino me pondría en mi camino alguien que en verdad valiera
la pena pero el paso lento del tiempo me hacía frustrarme un día cada vez más.
"Debes
buscarlo, si te quedas sentada viendo como pasa la vida... ¡No lo encontrarás
nunca!" Me había dicho mi mejor amiga cuándo hablaba con ella por celular.
Y esas palabras se habían grabado en mi mente, en todo el año que se avecinaba
trataría de no olvidarlas.
Desesperada me levanté de
mi cama y aventé el libro de Geografía contra ella. Y salí de mi habitación
decidida a buscar de nuevo en Internet consejos para enamorar a un hombre. No
se me tenía que pasar ni un solo detalle."
Annie Cas
No hay comentarios:
Publicar un comentario